ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO MARINA
Filósofo, docente y escritor
(Publicada en DIARIO JAÉN
/ 21 de octubre de 2004 *)
"El último recurso, el más inhumano,
el más
torpe es la violencia"
¿Podemos prever la violencia en el ámbito
infantil, escolar o doméstico? ¿Es posible desarrollar
rasgos neuronales desde la cuna que favorezcan estilos y recursos
afectivos para la tolerancia? ¿Se puede aprender -o
reaprender - a vivir? Sobre estos temas disertará mañana
(**) en Jaén.
Entrevista y foto: PEDRO MOLINO
La vida traza complejos laberintos en la que todos, sin remedio,
podemos sentirnos perdidos. Recorremos lugares comunes sin
vernos o sin caer en la cuenta de que nuestros problemas son,
en buena parte, idénticos. Afortunadamente, también
nos cruzamos con personas luminosas, sabias y vitales que,
a través de su experiencia, sus libros o sus palabras,
abren e iluminan caminos transitables a seguir. José Antonio
Marina (Toledo, 1939) es una de ellas. Sus éxitos, sus
premios y sus millares de lectores lo corroboran, hasta el
punto de haber sido considerada una de las veinticinco personalidades
más influyentes actualmente en nuestro país.
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José Antonio Marina, en el parador de Santa Catalina
de Jaén |
-Mañana lunes imparte una conferencia con un
título provocativo "Cómo llegar a ser un
asesino: El aprendizaje de la violencia", ¿Qué relación
tiene este título con tu obra, sabiendo como sé que
es un optimista, y, más concretamente, con el título
de su último libro Aprender a vivir (***)?
- Ahora sabemos experimentalmente que una
parte importante de nuestros estilos afectivos se aprenden.
Aprendemos el odio, la violencia, el miedo, y también
la alegría,
el optimismo o la benevolencia. Se trata, pues, de aprovechar
esos conocimientos. El mensaje final es esperanzador.
-¿No cree que existe una concepción
demasiado individualista y pasiva de la ética? ¿Cuál
es la diferencia con lo que vienes desarrollando en tu obra?
-Hemos recibido una definición de ética muy
mezquina. Nos decían que era un conjunto de normas,
prohibiciones, deberes, y eso no lo quiere nadie. Creo que
debemos relacionar la ética con la inteligencia y la
creatividad. Ética es el conjunto de las soluciones
más inteligentes que se nos han ocurrido para resolver
los problemas que afectan a nuestra felicidad personal y a
la dignidad de la convivencia. Y esas soluciones son siempre
mancomunadas. La ética es por lo tanto comunitaria y
creadora.
-Parece, que a nivel popular, ser "buena persona" es
sinónimo de "ser tonto", y "ser listo o inteligente" es
sinónimo de "triunfo profesional y económico" sin
miramientos a nada ni a nadie. En este contexto de valores,
muy extendido especialmente en la época de los "yuppies" y
del "pelotazo" escribe Ética para náufragos... ¿Cómo
es esto? ¿Cómo convencer a los que aún
se sienten jóvenes para pensar de otra forma a la
establecida?
-El mes próximo voy a publicar un libro que había
prometido ya en "Teoría de la inteligencia creadora" .
Se titula "La inteligencia fracasada". Intento mostrar los
fracasos de la inteligencia en el nivel cognitivo, afectivo
y conductual. El fanatismo es un fracaso de la inteligencia,
y también lo son la incomprensión, el resentimiento,
y la maldad. Los listillos, los que van a lo suyo, son una
plaga de gorrones que se aprovechan de los demás. Todos
estamos empeñados en un gigantesco proyecto: escapar
de la selva. Y para realizarlos necesitamos un gran esfuerzo
creador compartido. No somos tan miserables como nos están
haciendo pensar. En el fondo de cada uno de nosotros existe
la magnífica tentación de la grandeza, la seducción
de una vida noble.
-¿Son los prejuicios los enemigos reales de
la progresión del conocimiento?
-Sí, porque la principal característica de los
prejuicios es que no cambian aunque la experiencia demuestra
que están equivocados. Al contrario, seleccionan la
experiencia para ver solo lo que corrobora su prejuicio. Por
eso es difícil erradicarlos
-¿Podemos hablar de "sociedades
inteligentes"?
-Debemos hablar de sociedades inteligentes. Y de sociedades
estúpidas, claro. Son inteligentes aquellas sociedades
que por mantener un determinado tipo de relaciones, valores,
instituciones, creencias, amplían las posibilidades
vitales de cada uno de sus miembros, es decir, los ponen en
las mejores condiciones posibles para que lleven una vida feliz
y digna.
-¿Hace falta mucha voluntad para ser "creadores
vitales" en nuestra propia vida, en el entorno, en el trabajo,
en la sociedad actual?
-Sí, porque todo nos anima a la rutina y a la pasividad.
Desde que somos niños queremos que "nos diviertan", "nos
motiven", "nos resuelvan los problemas". Estamos intoxicados
de comodidad.
-Modernidad, postmodernidad... ¿Qué tipo
de Cultura -entre la torre de Babel cultural existente- preconiza
un "filósofo andante", un "investigador privado",
un profesor de instituto (tan orgulloso de serlo) como usted?
-La ultramodernidad, que es un proyecto de la racionalidad
poética, una utopía realizable, sensata y práctica,
que se funda en una pedagogía de la posibilidad. La
realidad está a medio hacer, esperando que nosotros
la demos su último significado.
-En su libro La lucha por la dignidad afirma
que puede existir la "felicidad política " y en Los
sueños de la razón trata
de comprender los orígenes, en plena Revolución
Francesa, de las dos tendencias básicas de las democracias
occidentales: la que acentúa la libertad sobre la
igualdad o la que subraya la dignidad de los individuos para
posibilitar el desarrollo de la equidad ¿Es sólo
un sueño de filósofo ilustrado y optimista
a tenor del giro que ha dado el mundo desde el 11 de septiembre?
-No. Como sabes, María de la Válgoma y yo hemos
enunciado una Ley del progreso ético de la Humanidad.
A no ser que haya una degradación generalizada de la
especie -y no lo espero- acabará triunfando la inteligencia,
es decir, las buenas soluciones. Sabemos lo que queremos: el
respeto a los derechos, las garantías jurídicas,
la ausencia de discriminación, la participación
en el poder político y las políticas de ayuda
mutua. Habrá siempre intereses estúpidos que
bloquearán ese progreso. Lo importante es superarlos
cuanto antes, porque producen inevitablemente desdichas. Creo
que este es el riguroso optimismo de la razón.
-Fue beligerante contra la guerra de Irak... ¿Han
confirmado los hechos que esa lógica nos llevaba a
una regresión en la evolución histórica
deseable hacia la felicidad y la dignidad global?
-Desgraciadamente sí. Y digo desgraciadamente, porque
no me alegra lo que está sucediendo en Irak, aunque
me dé la razón. El mundo islámico desconfía
profundamente del mundo occidental. Nos consideran inmorales.
La fuerza termina los problemas, pero no los soluciona, por
lo que retoñarán una y otra vez. Europa puede
enseñar algo a otras civilizaciones porque hemos sido
unas bestias precoces. Hemos cometido todos los desmanes y
equivocaciones imaginables, pero antes que los demás.
Y nos hemos librado por los pelos. Desde la sabiduría
del gato escaldado podemos mostrar a los demás onde
está la línea del progreso.
-¿Qué tiene de común la guerra,
el terrorismo internacional o nacionalista y la violencia
contra las mujeres o contra los niños?
-Un fracaso de la inteligencia. Los sentimientos o los intereses
impiden la buena solución de los problemas. Cuando los
humanos no saben como resolver una situación regresan
a formas cada vez más toscas, primarias, elementales.
Y el último recurso, el más inhumano, el más
torpe, es la violencia.
-Es un filósofo interesado por temas tan dispares
como para escribir un Dictamen sobre Dios o
sobre sexualidad, relaciones de pareja, lenguaje, psicología,
economía, poesía o sobre el arte contemporáneo ¿Tienen
algo en común estos asuntos? ¿Nos sirve todo
esto para aprender a vivir?
-Creo que la filosofía es un servicio público.
Los que tenemos la inmensa suerte de poder dedicarnos a la
investigación no tenemos derecho a elegir nuestros temas.
Debemos bajar a la calle, preguntar a la gente lo que les preocupa
(que si son verdaderos problemas son problemas filosóficos),
volver a nuestro despacho a estudiarlos en su nombre y cuando
tengamos algo que decir bajar de nuevo a la calle y contárselo
a la gente. Todos los asuntos que han mencionado tienen en
común que son problemas reales, populares me atrevería
a decir.
-Ha investigado sobre "los malentendidos" en las relaciones
de pareja, aunque también se dan en los ámbitos
laborales y sociales ¿Son evitables estos errores
de comunicación que tanto corroen las relaciones,
especialmente entre hombres y mujeres?
-En "La inteligencia fracasada", de la que te he hablado,
estudio el mecanismo de los malentendidos. Creo que se pueden
evitar cuando dos personas tienen buena intención y
deseo de no caer en esa trampa. Pero hace falta un entrenamiento
previo. Por eso propongo con insistencia que en la asignatura
de Lengua, en el Bachillerato, se debería prestar especial
atención a este problema que envenena la vida de muchas
parejas.
-Su preocupación constante por la educación
te ha llevado a colaborar con la FAD, ha redactar un Homenaje
al maestro que ha leído recientemente
ante la reina y a proponer una "movilización social
educativa" pensando en todos los protagonistas, pero especialmente
en niños y niñas ¿Confías en
que se pueda cambiar la "desesperanza en la tarea educativa" que
existe actualmente?
-No soy tan presuntuoso. Pero creo que urge volver a valorar
socialmente a los maestros y urge una movilización educativa
de la social civil como dos requisitos imprescindibles. Y que
hay que explicárselo a la sociedad con toda claridad
y rudeza. Lo más sabio que se ha dicho en educación
es el proverbio de una tribu africana que dice: "Para educar
a un niño, hace falta la tribu entera".
En todo este asunto, tan complejo, sólo pretende decir
una frase que ojalá dijéramos todos: " Por
mí, que no quede". Es una frase humilde y magnífica.
-Si fueses coordinador o jardinero de un Parque de
las Ideas como el nuestro qué ideas, que valores o
que actitudes nos propones para sembrar en esta iniciativa
provincial abierta que pretende ser anticipadora del futuro,
cultural-educativa y, al mismo tiempo, mediática.
-La confianza en la inteligencia bondadosa para cambiar el
mundo
-Es una persona activa capaz de escribir, dar charlas,
participar en los medios de comunicación...: generosa
al valorar los méritos ajenos y reconocer en sus libros
a sus propios alumnos y colaboradores; y al mismo tiempo
una persona práctica que cultivas flores o inventas
coles gigantes ¿Cómo administras tu tiempo
para que te dé tanto de sí?
-No es mérito mío. En todo caso es demérito
de los demás. Cuando era un adolescente admiraba mucho
a un paisano mío, el doctor Marañón, que
era médico, catedrático, historiador, y muchas
cosas mas. Un día le preguntaron: Don Gregorio, ¿de
dónde saca tiempo para hacer tantas cosas? Y respondió: "Es
que soy un trapero del tiempo". De él aprendí a
aprovechar esos retalitos de tiempo -diez minutos que no sirven
para nada- y al cabo del día suponen muchas horas. Otra
cosa más: veo muy poca televisión. Y no porque
me parezca aburrida, sino porque siempre tengo cosas más
interesantes que hacer.
-¿Eres feliz...?
-He sido una persona afortunada, sobre todo porque siempre
me ha querido la persona a la que he querido, que es la gran
fortuna. Además, tengo buena salud. Sería un
miserable si no me reconociera feliz. Y también si no
reconociera que se trata de un favor inmerecido. La gratitud
es, tal vez, mi más profundo temple de ánimo. ·
(* Esta versión es la entrevista completa realizada
por Pedro Molino a José Antonio Marina, que por razones
de espacio en la maqueta, no pudo ser publicada completa en
Diario JAEN)
(**) Conferencia celebrada el 22 de
noviembre de 2004 en el Aula de Cultura de la Diputación Provincial, promovida
por el Parque de las Ideas "Esteban Ramírez" de Diario
JAEN, dentro del ciclo "Una mirada crítica a nuestro
mundo", patrocinado por la Obra Social y Cultural de la Caja
de Ahorros de Jaén.
(***) Marina, José Antonio. APRENDER
A VIVIR. Editorial Ariel, Barcelona 2004.
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